ADVERTENCIA

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martes, 9 de septiembre de 2008

Castigos repartidos

Antes que nada quiero empezar felicitando a un gran bloguero y un gran Spanker que, aunque nadie sabe realmente cuántos años tiene, su cumpleaños fue ayer, 8 de septiembre y quiero desearle (aunque con un día de retraso) un muy feliz cumpleaños. A ti mi querido Fer… te deseo que en este nuevo año esté lleno de mucho spanking. Un beso y ¡FELIZ CUMPLEAÑOS FER!

Ahora sí, volviendo al tema que nos corresponde: ¿A quién %$#?!@ se le ocurrió la brillante idea de dividir los castigos durante todo un día? ¿No es más fácil dar todo el castigo de una sola vez? Además que es muchísimo mejor para nuestro lindo trasero.

Yo solía pensar que repartir un castigo dejaría que las nalgas reposaran y estarían nuevamente preparadas para comenzar de nuevo. Pero me equivoqué… después de la primera tunda, las nalgas quedan sensibles y el dolor es más intenso en la siguiente tunda… y así sucesivamente.
Resulta que a mi querido Rafa se le ocurrió la brillante idea de castigarme por haberle contestado mal, que cabe destacar no es que yo conteste mal sino que siempre he contestado así… Si me pregunta algo que no sé le digo “Ni que yo fuera adivina para saber” o “¿Cómo se supone que lo voy a saber?”. El caso es que entre mis respuestas y que prometí ir al gimnasio y no fui (debería ir hoy pero estoy enfermita así que se me perdona) Rafa decidió castigarme. Me dijo que me iba a azotar un minuto seguido con la mano, luego con el cepillo, luego con la chancla y luego con la correa.

“¿Un minuto?, un minuto no es tanto” pensé inocente e inexperta. Sin embargo no podía moverme ni taparme porque él empezaría de nuevo. Las nalgadas pasaron sin mucho problema, en cuanto el temporizador sonó mis nalgas estaban rosadas pero no dolían mucho. Primer problema: me mandó a mirar con cara a la pared. ¡Dale con esa bendita penitencia! Ok, no es un rincón, pero es exactamente el mismo aburrimiento. Luego llegó el cepillo, ya empezaba a escocer, otra vez la pared, luego la chancla, ya era más difícil pero aguanté… aunque podría jurar que ese minuto fue más largo que los anteriores. Pared de nuevo y finalmente el cinto. Para este momento no me puso sobre sus rodillas como con los instrumentos anteriores sino que me colocó sobre el apoya brazos de un sofá dejando mi trasero expuesto a sus azotes. Los azotes los recibí con una actitud envidiable y cuando terminó pensé que había acabado mi tormento.

“A las 2:00pm volveremos a repetir esto” me dijo Rafa mientras yo me sobaba mi colita. “¿Cómo? No me parece” pero finalmente él siempre hace lo que quiere. Con la excusa de que mi malcriadez había trascendido límites, que llevaba dos semanas contestando mal y que él tenía que asegurarse de que no volviera a ocurrir, etc. Los spankers y Amos siempre saben qué decir para que las cosas se hagan a su manera. Total que a las 2:00pm tenía que volver a sufrir ese suplicio, y ¡eso no era todo! Era Yo la que tenía que preparar todo y pedirle mi castigo.
Obviamente no estaba contenta para nada con esa orden, así que estuve hablando con él y distrayéndolo… pero a las 2:01pm me preguntó: “¿No se te olvida algo?” Me quedé callada y miré el reloj… pensé que todavía me quedaban unos dos o tres minutos. Me llevó de nuevo hasta la sala y entre su sermón por ser desobediente y no haber hecho lo que él me había dicho… me ordenó buscar la cuchara de madera (la misma cuchara de madera que usó el día que después de dejarme sin poder sentarme, me robó nuestro primer beso).

Regresé y la coloqué junto al resto de los instrumentos. Comenzó nuevamente con las nalgadas que ya me dolía, pero pude aguantar. Esta vez decidió ordenarme arrodillarme sobre el sillón con las manos en la cabeza… por lo menos no estaba viendo la pared. Luego me miró y me pidió que eligiera el siguiente instrumento. Si fuese por mí no habría elegido ninguno. De todas maneras pensé que lo mejor sería salir de los más feos al principio y elegí la chola. Me colocó nuevamente sobre sus rodillas y me ordenó preparar el temporizador. “Cuando estés lista” me dijo. ¡Qué descaro! Si esperamos a que yo esté lista aquí nos quedaremos todo el día. Y así siguió mi castigo… luego elegí el cepillo, luego la cuchara de madera (ouch… no recordaba lo horrible que era)… después de usarla ya estaba al borde de las lágrimas y finalmente la correa que me hizo soltar varias lágrimas de dolor. Ya sabía que mi pobre trasero no me dejaría sentarme cómodamente. Pero lo peor fue que al terminar, Rafa me dice que a las 5:00 me tocaba otro igual.

En ese momento casi me caigo. Me rebelé por completo y dije que no, Que ya era suficiente. El día anterior también me había castigado y mis nalgas ya estaban muy adoloridas. “No me discutas si no quieres que luego haya una cuarta”… ¿Cómo discutir ante esa amenaza? Esta vez sí tenía que pedirle el castigo… ummmm.

Me ordenó a preparar el almuerzo mientras él veía televisión. Después de comer descansamos un rato y resolvimos y a comprar unas películas y algo de comer. Lo cual me pareció excelente porque se iba a pasar de las 5:00pm. Sin embargo Rafa me aclaró que no me iba a salvar. Compramos las películas, luego una pizza.

Llegamos y comenzamos a ver una película mientras comíamos y en medio de la película Rafa me dijo que al terminar la película empezaría mi castigo… Intenté concentrarme en la película y olvidarme de lo que venía… vi la película acostada de lado porque ya estaba muy adolorida y cuando terminó no tuve valor de arriesgarme a ganarme azotes extras así que le pedí a Rafa que me castigara. Y comenzó nuevamente la rutina.

Comenzó con la mano y luego me hizo elegir nuevamente. Esta vez elegí la cuchara de madera, que me había dado cuenta que me dolía más que la chola, porque la que estaba usando es mía y era de plástico… así que el dolor no era tan grave como una del material con el que sean hecho las cholas. El caso es que esta vez me ordenó colocarme en la misma posición en la que había recibido los correazos. Comenzó el contador y el dolor era insoportable. Me comencé a mover mucho y Rafa me decía que si me seguía moviendo iba a comenzar de nuevo pero yo no podía más. Me tiré en el piso, me arrodillé y le rogué llorando que por favor se detuviera. Que en serio no aguantaba ni un azote más. Al principio no quería y me ordenó que me colocara nuevamente en posición pero supongo que se dio cuenta que lo decía en serio ya que era a primera vez, en más de un año que le digo que no puedo más.

Se detuvo y me ordenó que me fuese a poner el enema y así lo hice. Al terminar me duché mientras pensaba que mi Amo era muy bueno y misericordioso y me había perdonado. Me sequé, me enrollé la toalla en mi cuerpo y salí a informarle a Rafa que ya estaba lista. Sin embargo no esperaba su respuesta: Me ordenó colocarme nuevamente para terminar la sesión… me quería morir… estaba convencida de que se había acabado mi tortura en ese sentido, pero no fue así.

Me imagino que Rafa no quería parecer muy suave y dejar muy claro que no me iba a salvar si volvía a contestar así. De ahí en adelante los azotes fueron mucho más suaves, a excepción de los últimos que, aunque me dolían eran sólo unos pocos. Así terminamos con la cuchara, la chola, y el cepillo, a pesar de que los azotes no eran muy fuertes para que no fuesen insoportables, el dolor igual me inundaba y yo seguía llorando.

Para usar el cinturón me llevó al cuarto y me hizo colocarme en cuatro patas sobre la cama mirando al espejo y me ordenó colocar el minuto. Entre mi llanto y el miedo no sé qué fue lo que coloqué en el temporizador porque él me azotó y me azotó mientras yo lloraba… Y cuando sentí que ya había pasado demasiado tiempo y el temporizador no sonaba me rompí por completo porque no sabía cuánto tiempo había puesto o cuánto tiempo más iba a estar así y lloraba de tal manera que no podía ni hablar… casi ni podía respirar. Gracias a Dios Rafa se dio cuenta también de que había pasado más tiempo del que se esperaba y revisó el reloj. No sé cuánto había pasado porque no me dijo. El caso es que cuando terminó me acosté en la cama a llorar como llevaba años que no lloraba. Simplemente no podía dejar de llorar.

Rafa me ordenó que volviera otra vez a la posición y buscó el lubricante. No voy a describir lo que ocurrió, sin embargo hubo un momento en que yo no paraba de llorar y Rafa se asustó y me preguntó si estaba bien. Si quería que se detuviera. Yo no podía contestar y seguía llorando. Finalmente pude mover la cabeza en señal de que no era necesario que parara y así siguió hasta que no sé en qué momento las lágrimas se mesclaron con el placer y los gemidos se combinaron con el llanto hasta hacerlo desaparecer.

Creo que ese día descargué el llanto acumulado de años que por orgullo o simplemente porque las circunstancias no me lo permitían, no lloraba. Finalmente pude salir a ver la segunda película que habíamos comprado no sin antes advertirle a Rafa que si me volvía a castigar así terminábamos. Él se echó a reír y me dijo que entonces no le volviera a contestar mal. Un beso, un abrazo y todo olvidado.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya Ale... muy intenso tu momento! Me encantó tu relato.. supongo que la sensaciòn de libertad que experimentaste ha sido genial..

No dudo que pagaste un precio algo alto :P vaya que los castigos por separados duelen algo..

Pobre de ti amiguita.. pero "Bién hecho" (recuerdas esas palabras??)

Anónimo dijo...

Me encanta que los spankers cabales como Rafa sean metódicos y sistemáticos, no hay como tener un buen sistema. También me encanta una descarga de llanto, cuando el spanking logra este estado emocional (al cual no se debe llegar necesariamente por el dolor, sino más bien por la ayuda a salir todo lo que está en la represa del corazón y el desbloqueo emocional de la spankee).
Y finalmente te agradezco con todo cariño que te acordaras de mi cumpleaños. Muchas gracias!
¡Larga vida a tu blog!

alespankee dijo...

Caroll, no te preocupes por mí que ya pronto Neft se ocupará de ti y la que llorará y sentirá la "sensación de libertad" serás tú... Un beso..

alespankee dijo...

Mi querido Fer, creo que por tu comentario me voy a arrepentir de querer conocerte en persona.. jajajaja.

No es cierto. La verdad es que fue una experiencia mágica, pero no es algo que me gustaría que se repitiera seguido. Y con respecto a tu cumple... es un honor... algún día te daré un regalo... que quizás sea un regalo más para mí que para ti... un beso..

Anónimo dijo...

Muy graciosa amiguita.. muy graciosa.. solo quería hacerte énfasis en una cosa.. recuerdas tus primeras entradas? una de ellas se titula: "quiero llorar y no puedo" y yo te digo, que has aprendido a llorar.. ya que lo haces más seguido.. te felicito ami..

P.s.: vas a ver...

Dra. Sugrañes dijo...

Au