ADVERTENCIA

Este blog contiene elementos de lenguaje,salud, sexo y violencia que no debe ser leído por niños, niñas y adolescentes y tampoco por personas que consideren ofensivo su contenido

martes, 26 de febrero de 2008

La doble moral de l@s spankees

Hablando ayer con Rafa, me di cuenta de que a veces l@s spankers no se dan cuenta de que l@s spankees sentimos la necesidad de ser castigad@s. Rafa me ha acusado de lo que considero, la peor difamación que puede hacer sobre mi condición de spankee; me dijo: “Yo creo que subconscientemente estabas buscando mere mere con pan caliente” (haciendo alusión a la frase utilizada por Antonio y descrita por Mell en la entrada anterior). No pude menos que indignarme ante tal falacia y le contesté: “Mi amor… no es subconscientemente, estoy consciente de que quiero una tunda y bien fuerte”.

¿Es que acaso ell@s creen que nosotr@s no nos damos cuenta que ciertas actitudes que tomamos les molestan y que, al hacerlo, nos vamos a ganar una paliza? ¿Ell@s no se dan cuenta que la mayoría de las veces que hacemos una malcriadez, contestamos mal o simplemente desobedecemos una orden, lo hacemos con la firme intención de comenzar la maravillosa rutina del castigo en la que inevitablemente, terminaremos sobre las rodillas de nuestr@ spanker?

Y he aquí el punto de mi entrada, porque en ese momento es cuando a l@s spankees experimentamos lo que yo llamo la doble moral del spankee: A veces nos enfocamos tanto en la búsqueda de una tunda que desplegamos todo nuestro repertorio de artimañas, contestando con ironías, haciendo berrinches o incluso retando a nuestros spankers para que nos den una buena zurra; pero en el momento en que nuestr@s spankers agotaron todos sus recursos de intimidación –advertencias, amenazas e incluso unos cuantos azotes- para que mejoráramos nuestro comportamiento y la tunda se hace inminente… entonces, simplemente, ya no queremos ser castigad@s.

En mi caso, a veces paso horas fantaseando con un castigo… y mientras más severo me lo imagino, más excitante se me hace la situación y a veces no puedo evitar la tentación de enviarle uno que otro mensaje a Rafa que sé que lo van a poner a mil, sólo para deleitarme con su respuesta y la imagen que mi mente dibuja al imaginarlo leyendo lo que escribí.

Pero lo que no logro entender es cómo al tenerlo en frente, y ser sentenciada a una condena en la que no existe segunda instancia ni Tribunal Supremo al que yo pueda apelar, todas las acciones realizadas, las palabras proferidas y las frases escritas que en algún momento me parecieron excitantes, lo único que provocan en mí es arrepentimiento. Entonces ya no me parece excitante la visión de una paliza súper severa (generalmente las tundas con las que fantaseo son peores que las que recibo) e incluso el correctivo más simple se me hace despreciable. En ese momento aparece la vergüenza, el remordimiento y el miedo al dolor, que en ningún momento se hicieron presentes en mis fantasías, y ya no me parece tan buena idea el haber incitado a Rafa a que me castigara. Y lo peor es que no puedo decir que no me lo merezco porque yo misma me lo busqué siendo consciente de las consecuencias que traerían mis actos.

Es ahí cuando comienzan las promesas y los ruegos (para los cuales tenemos también un amplio repertorio), pero todos sabemos que después de haberle agotado la paciencia a un o una spanker, no hay nada que se pueda hacer para eludir lo inevitable. En ese momento sabemos que vamos a disfrutar de la experiencia porque hemos soñado con ella durante todo el día, y a veces mucho más que eso, pero nuestra mente se burla de nosotros y cambia las fantasías por temor.

Con esto no quiero que l@s spankers piensen que el cambio en nuestra actitud se debe a que no queremos la tunda que vamos a recibir; pues si por alguna razón deciden no llevarla a cabo, nos vamos a sentir frustrad@s y nuestro comportamiento va a ser diez veces peor de lo que fue antes. Jamás dejen de castigarnos después de que nos han prometido una tunda, y tampoco sean menos severos de lo que consideran que deben ser por nuestro comportamiento, porque al igual que ustedes, nosotros también podemos medir la severidad del castigo con respecto a la falta cometida. Eso sólo los haría parecer débiles ante nuestros ojos y eso traería como consecuencia el deterioro de su autoridad ante su spankee. Claro, recuerden que toda regla tiene su excepción y finalmente, a veces ustedes conocen los límites de su spankee mejor que ell@s mismos, y saben cuando estamos fingiendo y cuando hemos llegado a nuestro límite.

En fin, me salí del tema… mis amigos spankees pueden molestarse por dar demasiada información sobre nuestra psique, porque como siempre le digo a mi amiga Carelis “todo lo que decimos puede ser usado en nuestra contra”.

viernes, 8 de febrero de 2008

Las segundas partes no siempre son malas...

Martes 22 de enero…
9:30pm

Saliendo de la universidad, una amiga y yo nos ponemos de acuerdo para ir a comer. Nos despedimos de los demás y salimos rumbo al carro de Ender, y sentándome en el asiento, Ender que me hala de una oreja diciendo: “Ana, Dime la verdad ¿Esta niña entró a la clase?”. Mi amiga le dice que sí, que me toque las manos, ya que en los salones hace mucho frío, él me suelta y dice, eso lo veremos ahora mismo, acto seguido toma mi cuaderno y revisa y nota que las dos ultimas hojas no tienen fecha, mira hacia atrás y el resto de la materia y las demás clases todas tienen su fecha y debida identificación, la única excepción es... Este día.

--“Ana estas mintiendo? Porque no tengo ningún inconveniente en castigar a Caroll delante de ti y ahora mismo… Ella entró a su clase?”

-- “Claro que sí Ender, de veras, ella entró a la clase, verdad Caroll?”

Él me lanzó una mirada inquisidora y yo no pude contestar mas que un “sí, señor” ahogado, ese día yo tenía un humor de perros y había pasado el día desafiándolo por mera malcriadez; que si quería almorzar en Mc Donald's , que no me interesaba que se hubiera comprometido con su familia porque yo me quería ir a la playa, y cosas así… (Por eso ese recibimiento en el carro). Yo casi me muero de la vergüenza ya que me había amenazado frente a frente con un castigo en el carro en el estacionamiento de la universidad a la hora en que la mitad de la población estudiantil sale, y con mi amiga de testigo. Ella sabe todo este mundo, por eso él le ofreció semejante espectáculo. Yo estaba pálida, las manos me sudaban, estaba fría como un cadáver y el sólo se reía mirando las caras que nosotras traíamos…

Cuando llegamos a casa yo estaba tan cansada que me tiré en la cama, apenas me cambié de ropa, (boca abajo, que error) y en cuestión de segundos sentí el silbido del ya familiar instrumento y como quemaba como hierro caliente en medio de mi trasero. Me dijo: “¿Quién te ha dado permiso de dormir? … Glup…!

Yo me puse de pie encima de la cama y me pegué a la pared, cuando sentí el frió condensado en mi trasero sentí un poco de alivio, pero me duro poco porque Ender me sujeto de un brazo y empezó a descargar con furia el fuete sobre mi trasero ya bastante amoratado de los días anteriores, yo supliqué que por favor ya no lo hiciera mas, que me dolía demasiado, incluso le juré que no volvería a manejar en mi vida, poco le importo porque me dijo:

“¿Quién dice que debo parar? Usted, señorita se merece este castigo completo y sin peros, no estoy dispuesto a pasar por esto cuantas veces a ti te provoque, voy a validar mi punto y lo haré ahora, y cuantas veces sea necesario”. En eso, del brazo que me tenía sostenida me bajó y me colocó de rodillas en el suelo, tumbada sobre la cama y ahí en esa posición tan incomoda terminó el castigo, sin mucho esfuerzo, no me moví demasiado, dijo que si me quitaba antes de contar 65 comenzaría de nuevo y aumentaría 20 mas.

Al cabo de un rato terminó. Yo lloraba desconsoladamente y él me ayudó a levantarme. Me colocó con cuidado sobre sus rodillas y me abrazó, me dio un beso tan largo como apasionado, y me miró a la cara, secó mi rostro y me dijo: “No estoy listo para perderte, ni hoy, ni nunca, no me importa si no vuelves a sentarte en tu vida, vuelves a desobedecer así, y será mucho peor, te amo mi vida…”

Antes de dormir, me untó la crema de la nevera porque le dije que me ardía mucho, que no creía poder dormir, me abrazó y me dijo “Tranquila bebé, aquí estoy yo” tocando su pecho. “Confía en mí”. Me besó la frente y un rato después me quede dormida.

El siguiente día traté en lo posible de no molestarle, ni hacer uso de mi siempre mortal sarcasmo (el que siempre termina metiendome en problemas) Lo único fuera de lugar era que tuve que aguantar bromas en mi trabajo, ya que llegue con los ojos hinchados de tanto llorar…luego, obediente fui a clases y él paso por mí.

Cuando llegamos a casa que me estaba cambiando de ropa me dijo: “Mami, con todo mi pesar, pero debemos seguir, esto debes aprenderlo y que no quede la menor duda... Coloca las almohadas”. Yo obedecí muy sumisa, no valía la pena protestar, no quería agregar ni una nalgada más, me dolía horrores y tenía que soportar 60 más, sin poner las cosas demasiado difíciles si no quería que fuera peor…

Si quería que acabara rápido, debía poner de mi parte. Debo confesar que yo me esperaba un castigo a la altura del día anterior donde los azotes contados llegaron al 100 sin contar los extras… Y todo por no ponerle fecha a la clase. Pero Ender no fue muy severo esta vez, quizás por los colores que ya tenía mi trasero, que tenía una impresionante gama que variaban entre azules y violetas, pasando por el rojo y el amarillo.

Estos 60 fueron más bien soportables y no sobre los azotes anteriores sino en áreas aledañas.. Los distribuyó todos muy bien para que se me hiciera soportable, aunque igual no pude evitar moverme un poco, incluso llegué a levantarme y abrazarlo pidiendo perdón y suplicando que me perdonara, que todo iba a ser diferente y que no volvería a manejar. Él no me dijo nada, sólo correspondió a mi abrazo y me levantó un poco en peso, me colocó de pie e hizo que le diera la espalda, así de pie fue que terminó el castigo.

Al terminar sucedió algo extraño, por lo menos para mí. Él hizo un ademán con la cara y me ordenó mirar a la pared en el rincón frente a la cama. Jamás me había mandado al rincón, yo no sabía lo que era eso, siempre era que me acostaba en la cama mirando a la pared, el rincón me parece tan humillante. Como si quisiera darme a entender que, de todas todas ,yo era una niña al fin de cuentas, y que “Debía ser tratada como una” como dijo él mismo. Terminó de quitarme toda la ropa y me retuvo ahí, casi 15 minutos, sólo me tomó minuto y medio para odiar el rincón. No sé si le ha pasado a cada spankee, pero particularmente yo odio mirar a la pared…

Cuando por fin me dejó ir a la cama, me quedé dormida mientras él me sobaba. Dolió un poco pero lo prefería a dormir sin contacto físico (cosa que necesitaba urgentemente).

El jueves fue un día fatal, algo en mi cabeza hizo alarma, ya que yo me levante con el pie izquierdo, agregando que mi jefe iba a salir del país y que yo debía encargarme de todo por dos semanas, saliendo de casa no hablamos. Él me hizo una caricia pero notó que estaba de mal humor y me dio un besito en la mejilla y sonrió, (captó de inmediato la seña). La bomba fue al llegar al trabajo, todo estaba revuelto, el A/A se había dañado, un refrigerador había quedado abierto y todo estaba inundado, la mercancía venía sin pesar y los despachadores tenían que salir antes de las 8:00a.m. (cosa que sería imposible). Mi jefe hizo acto de presencia como a las 9:00am más o menos, cuando yo en medio que presiones, disgustos, brincos y saltos ya tenía todo bajo control, pero mi humor estaba peor que nunca. Saliendo mi jefe llega Ender medio bravo por alguna cosa que le pasó en el trafico, y yo me descargué de una manera tal que él dio media vuelta y se fue, sin decir nada. Yo, ingenua como siempre lo tomé como una total falta de respeto… pero hacia mí…

Y me puse peor, ese día no llegue a casa sino hasta muy tarde. Me había ido con mi amiga Susana a hacer de todo porque teníamos planeado ir a la playa en carnaval y luego terminé de pasar la tarde en el Chat.

Por la hora en que llegué a casa supuse que Ender estaría dormido, y muy molesto por mi comportamiento bastante fuera de contexto… aunque contrario a lo que se pueda pensar, yo no buscaba provocarlo, sólo me había levantado de mal humor por una fea pesadilla que tuve, y mi día no resulto ser la maravilla del siglo.

Tonta yo que creí conseguirlo dormido, ya tenía todo preparado y dijo que hasta hoy serian los castigos. Que no seguiría si queríamos ir a la playa porque no iba a tolerar habladurías del grupo que se iba con nosotros a causa de mis moretones. Pero que hoy seria “digno de recordar” ¿A qué se refería con eso? ¿Sería sólo para asustarme? Pues no…

Esa noche yo había llegado a las 11:00pm a casa y a él le sonó el himno nacional en el TV castigándome…

En realidad no conté los fustazos (nunca lo hago, no puedo) sólo llegué a constatar que cada media hora se cambiaba de lado. Me castigó por tanto tiempo que en cierto momento dejé de resistir, dejé de luchar, y me rendí, hasta que él decidiera cuando sería suficiente. En lo único que podía pensar era en lo arrepentida que estaba por haberlo dejado solo ese día, por no hacer un poco más de esfuerzo y haber comprado la medicina más temprano, en desobedecer deliberadamente una orden directa, y peor aún.. En dejarme llevar por el gusto de la velocidad y correr en una de las calles mas peligrosas de Maracaibo…

Lo único que podía hacer ahora era abrazar a mi oso Pooh y llorar hasta que el decidiera dejarme, hasta que se cansara, o hasta que no soportara más y me viera obligada a decir la palabra de seguridad… (Jamás la he utilizado, y me siento orgullosa e eso :D) .

Afortunadamente para mi trasero, cuando el notó que no tenía fuerzas más que para llorar luego de unos minutos se detuvo.

Se pasó por encima de mí y se acostó para mirarme a la cara, cosa que no pudo porque cuando yo lo sentí hundí mi cara en la barriga de “Oso Pooh”; sentía vergüenza, dolor, arrepentimiento, y un grado de sumisión jamás visto en mí…

Él me besó en la sien y me dijo que me amaba, que todo estaría bien y que confiara en él. “Te amo, espero que hayas aprendido la lección y que no se vuelva a repetir, no te exijo que dejes la camioneta, te exijo prudencia, compostura y mucho cuidado cuando manejes, aunque de momento estas castigada, y no quiero volver a verte detrás del volante en seis meses como mínimo, todavía no estas lista, los nervios pueden traicionarte, y por más que no necesitaste yeso, tu pie no esta sanado…”

Volvió a besarme, pero esta vez en los labios y con una ternura tal que yo nunca habría adivinado en él. A veces me sorprendo, tiene tantas facetas que me impresiono con cada una..
A simple y mediana vista él es el anticristo de “Cupido”. Pero mirando un poco más de cerca, y cada vez que he recibido una paliza muy bien dada, se convierte en exactamente lo que odia… “ser tierno”…

A decir verdad me quedé con la duda de que si hubiera aguantado los dos días de castigo que me faltaban, todavía no lo se, aunque no me confío, porque antes de dormir ese día me dijo que quería que obedeciera porque sino se vería en la obligación de terminar el castigo aumentando en cierto grado la dosis de azotes cuando volviéramos del viaje. Cosa que todavía no me atrevo a retar… aunque quien sabe…

Quizás me robe el carro un día de estos… Sólo para ver.. :D (spankees thing…)