La primera vez que Rafa me habló de sumisión acabábamos de empezar formalmente nuestra relación como pareja. Me dijo que para que esta relación funcionara yo tenía que entregarme completamente a él y tenía que ser completamente sumisa ante él. En aquél momento, todavía en la etapa más sublime de enamoramiento característica de los primeros meses de relación, dije que sí sin pensarlo e incluso me registré en The Slave Register. Luego se registró él y creamos un contrato de pertenencia fechado el 28 de octubre.
Rafa desde un principio me dijo que lo tomara con calma, que pensara bien porque esa decisión era muy delicada y un compromiso muy grande. Pero mi inexperiencia y ansiedad por hacer de esa relación naciente algo fantástico no me dejaba pensar realmente en lo que significaba lo que había aceptado.
Como Rafa me conoce, a veces hasta más que yo misma, siempre supo que una vez que pasara mi emoción y pensara con la cabeza en frío y me informara más sobre el tema, me iba a dar cuenta de lo que había aceptado, por lo tanto no se esforzó mucho en entrenarme y decidió esperar a que yo estuviese preparada.
Como siempre -o casi siempre- Rafa tenía razón. Empecé a informarme sobre el mundo del Bdsm y lo que significaba realmente la sumisión y una relación Amo-sumisa. A medida que iba entendiendo que siempre he sido sumisa e iba aceptando que la sumisión es mi vocación, también iba comprendiendo que la entrega de una sumisa a su Amo no era el tipo de entrega que yo pensaba. Para mí, la sumisión era hacer lo que mi Amo quiera que yo haga, y obviamente no es así. Implica un nivel de compromiso, de confianza y de amor que yo no conocía. Cuando hablo de un amor que no conocía me refiero a que yo creo firmemente que así como se puede diferenciar el amor entre padres e hijos, amor entre amigos, amor de hermanos y amor de pareja, así también existe un tipo de amor específico entre un Amo y una sumisa, que puede o no estar ligado al amor de pareja.
Yo siempre he sabido que le tengo fobia al compromiso, así que al darme cuenta de lo que había aceptado, empecé a acobardarme y a arrepentirme. En ese momento simplemente quería regresar el tiempo y haber dicho que no. Eso se lo expliqué a Rafa y, aunque él se lo esperaba, en cierto modo le molestó y me explicó que era muy tarde para volver atrás. Yo lo sabía, pero también sabía que era sumisa y que estaba llamada a entregarme a un Amo, fuese Rafa o fuese alguien más. Simplemente le pedí que fuese paciente como siempre ha sido y que me diera tiempo. Yo podía ser la sumisa que él esperaba y que yo soñaba con ser, pero necesitaba estar preparada para entregar, junto a mi cuerpo y mi alma que ya se lo había entregado, mi mente.
Las mujeres podemos entregar nuestra alma y nuestro cuerpo a un hombre, lo hacen mujeres a diario en todo el mundo. Pero entregar nuestra mente, y con ella nuestra voluntad, es una tarea difícil. Pensé que iba a ser algo fácil, porque las bases de una relación D/s ya estaban sentadas. Confío en Rafa plenamente y él confía en mí; la comunicación no puede ser mejor, podemos hablar de cualquier cosa, hasta de nuestras fantasías más escondidas sin ser juzgados y, mejor aún, en la gran mayoría de los casos compartimos esas fantasías; siento un profundo respeto por él y él por mí y sobre todo, nos amamos.
¿Qué más podía pedir? Tenía (tengo), a un hombre maravilloso al lado, que jamás me ha dado motivos para si quiera pensar que podría hacerme daño, o al menos un daño serio ;-). Pero aún así tenía miedo. ¿A qué le temía? No sé. No es que ahora el miedo no exista, pero se ha desvanecido poco a poco hasta llegar a un punto en que pasa desapercibido ante las maravillosas sensaciones que esta nueva etapa de mi vida me trae.
Lo que más le agradezco a Rafa es que nunca me presionó. Poco a poco fue exigiendo más, pero en grados que yo no percibía sino después, cuando al recordar, pensaba ¿En qué momento yo llegué hasta este punto? Pero ya era muy tarde y yo no quería regresar al punto anterior. Todo se dio de manera muy natural hasta que la realidad me golpeó: Ya era su sumisa. Ya me había entregado sin darme cuenta ya era suya en todo sentido y ni cuenta me había dado. Fue en ese momento en que yo le pedí que me otorgara su collar, y él, que sabía que ese momento llegaría tarde o temprano, aceptó encantado.
Como nosotros no somos personas de protocolos, y además todo se dio de una manera espontánea, no hubo un collar físico que representara el inicio de mi entrenamiento, ni un contrato firmado por testigos –que hubiese sido algo bastante complicado porque ninguno de nuestros amigos sabe de nuestra relación a puertas cerradas-. Nuestra ceremonia fue privada y mi entrega fue sellada con un beso memorable.
De más está decir lo feliz que estoy. Como me dijeron en el grupo, me había tardado en tomar la decisión, pero todo el tiempo de consideración que me tomé demuestra que esta vez, no tomé una decisión a la ligera, sino que estoy conciente de lo que estoy haciendo. Esto es lo que quiero, estar a los pies de mi Señor.
alejandra [RF]
Como Rafa me conoce, a veces hasta más que yo misma, siempre supo que una vez que pasara mi emoción y pensara con la cabeza en frío y me informara más sobre el tema, me iba a dar cuenta de lo que había aceptado, por lo tanto no se esforzó mucho en entrenarme y decidió esperar a que yo estuviese preparada.
Como siempre -o casi siempre- Rafa tenía razón. Empecé a informarme sobre el mundo del Bdsm y lo que significaba realmente la sumisión y una relación Amo-sumisa. A medida que iba entendiendo que siempre he sido sumisa e iba aceptando que la sumisión es mi vocación, también iba comprendiendo que la entrega de una sumisa a su Amo no era el tipo de entrega que yo pensaba. Para mí, la sumisión era hacer lo que mi Amo quiera que yo haga, y obviamente no es así. Implica un nivel de compromiso, de confianza y de amor que yo no conocía. Cuando hablo de un amor que no conocía me refiero a que yo creo firmemente que así como se puede diferenciar el amor entre padres e hijos, amor entre amigos, amor de hermanos y amor de pareja, así también existe un tipo de amor específico entre un Amo y una sumisa, que puede o no estar ligado al amor de pareja.
Yo siempre he sabido que le tengo fobia al compromiso, así que al darme cuenta de lo que había aceptado, empecé a acobardarme y a arrepentirme. En ese momento simplemente quería regresar el tiempo y haber dicho que no. Eso se lo expliqué a Rafa y, aunque él se lo esperaba, en cierto modo le molestó y me explicó que era muy tarde para volver atrás. Yo lo sabía, pero también sabía que era sumisa y que estaba llamada a entregarme a un Amo, fuese Rafa o fuese alguien más. Simplemente le pedí que fuese paciente como siempre ha sido y que me diera tiempo. Yo podía ser la sumisa que él esperaba y que yo soñaba con ser, pero necesitaba estar preparada para entregar, junto a mi cuerpo y mi alma que ya se lo había entregado, mi mente.
Las mujeres podemos entregar nuestra alma y nuestro cuerpo a un hombre, lo hacen mujeres a diario en todo el mundo. Pero entregar nuestra mente, y con ella nuestra voluntad, es una tarea difícil. Pensé que iba a ser algo fácil, porque las bases de una relación D/s ya estaban sentadas. Confío en Rafa plenamente y él confía en mí; la comunicación no puede ser mejor, podemos hablar de cualquier cosa, hasta de nuestras fantasías más escondidas sin ser juzgados y, mejor aún, en la gran mayoría de los casos compartimos esas fantasías; siento un profundo respeto por él y él por mí y sobre todo, nos amamos.
¿Qué más podía pedir? Tenía (tengo), a un hombre maravilloso al lado, que jamás me ha dado motivos para si quiera pensar que podría hacerme daño, o al menos un daño serio ;-). Pero aún así tenía miedo. ¿A qué le temía? No sé. No es que ahora el miedo no exista, pero se ha desvanecido poco a poco hasta llegar a un punto en que pasa desapercibido ante las maravillosas sensaciones que esta nueva etapa de mi vida me trae.
Lo que más le agradezco a Rafa es que nunca me presionó. Poco a poco fue exigiendo más, pero en grados que yo no percibía sino después, cuando al recordar, pensaba ¿En qué momento yo llegué hasta este punto? Pero ya era muy tarde y yo no quería regresar al punto anterior. Todo se dio de manera muy natural hasta que la realidad me golpeó: Ya era su sumisa. Ya me había entregado sin darme cuenta ya era suya en todo sentido y ni cuenta me había dado. Fue en ese momento en que yo le pedí que me otorgara su collar, y él, que sabía que ese momento llegaría tarde o temprano, aceptó encantado.
Como nosotros no somos personas de protocolos, y además todo se dio de una manera espontánea, no hubo un collar físico que representara el inicio de mi entrenamiento, ni un contrato firmado por testigos –que hubiese sido algo bastante complicado porque ninguno de nuestros amigos sabe de nuestra relación a puertas cerradas-. Nuestra ceremonia fue privada y mi entrega fue sellada con un beso memorable.
De más está decir lo feliz que estoy. Como me dijeron en el grupo, me había tardado en tomar la decisión, pero todo el tiempo de consideración que me tomé demuestra que esta vez, no tomé una decisión a la ligera, sino que estoy conciente de lo que estoy haciendo. Esto es lo que quiero, estar a los pies de mi Señor.
alejandra [RF]